domingo, 16 de diciembre de 2018

Higueruelas...sorprendente

Para  la ruta de esta semana, no las tenía todas conmigo..
¿Razón ?..
Es una zona muy degradada..canteras por doquier..pistas polvorientas, asaltadas continuamente por camiones..



Sin embargo, la ruta de Alto del Rodeno, fue una sorpresa..



Una zona totalmente cubierta de bosque...bellas vistas..perfectamente señalizada y lo más importante..
¡ Ni una cantera a la vista!..



Pero todo lo que tenía de bella, fue  muy pesada..al menos para el que suscribe..
Un recorrido total de 13 kms de montaña..
6 kms continuos de subida, con un trecho de 800 metros en los que se subían 100 metros de desnivel..



6 kms continuos de bajada..muy buenos para mis meniscos..ya, ya,..
Pero vayamos a lo positivo..
Al estar perfectamente marcada y señalizada, no tuvimos ningún problema de orientación, a pesar de ser ruta nueva y por ende desconocida..



Salimos del pueblo, en dirección al área recreativa de la Fuente del Ladrón, fuente de la que manaba un buen chorro de agua fresca que fue degustada por el personal..



Yo, pasé de la subida a la Fuente de la Hoz,porque conocía la zona de mis tiempos de vigilancia forestal.



Proseguimos ruta y empezó la continua subida que nos fue deparando bellas vistas de la Peñas de Dios, La Calderona...la sierra de Espadán....
El almuerzo lo hicimos camino del cordel de trashumancia de Domeño..
Lauda olfativa y vigilante de montaña, a la perrilla Dama, quien en un alarde de olfato  localizó la piel de plátano que alguien, había escondido tras unos romeros..





Como siempre, se dice el pecado pero no el pecador, porque no hay pruebas fehacientes. de quien la escondió..



Por fín llegamos al alto del Rodeno, que de nuevo nos deparó unas vistas preciosas..



Desde allí emprendimos el laaaaaaaaaargo regreso en el que la rodillas sufrieron lo suyo..



Al no poder reservar en los restaurantes del pueblo, habíamos tenido la suerte de que nuestros amigos  Juan y Carmen, nos ofrecieran hospitalidad en su caseta que está por la zona..




La comida era de sobaquillo, pero las aportaciones de cada uno a la comunidad, convirtieron el bocata propio, en todo un festín gastronómico, en el que destacaron los postres, ya típicamente navideños..



Al calor de la grata compañía, se unieron las calorias de la comida y el alegre fuego que ..vía Juan..nos proporcionaron las dos estufas de leña..



Tan grata fue la tertulia que...aunque algunas se fueron antes, los demás estuvimos de cháchara hasta que se hizo casi de noche..



Una majestuosa puesta de sol, puso fin a una excelente jornada de senderismo que seguramente será la última del año...



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