sábado, 9 de marzo de 2019

Paseo por el Estany de Cullera


 Cullera es mundialmente conocida, debido a la horterada ...( que no se enteren los cullerenses, porfa),del  inmenso letrero que tienen en la montaña..


Sin embargo, existe otra Cullera, no tan conocida, salvaje, hermosa...
¡ El  Estany de Cullera !.



Es un paraje natural, humedal refugio de anátidas y fácil de visitar.



Y a ello dedicamos la mañana...



La ruta, ha ido teniendo momentos especiales...por ejemplo...



Esa foto del personal con chalecos amarillos...
Pero bueno...¿qué es eso de los chalecos amarillos?..
¿Sumándose a las  reivindicaciones?...
¡ Pues no !..



Como fiel cumplidor de las normas de circulación, se recomendó llevarlos pues había que ir un rato por carretera peligrosa...
El hecho de que el que suscribe tenga un chaleco diferente, es pura casualidad, no indicativa de rango...
La ruta  discurrió entre campos de naranjos, hasta el llamado Estany Menut..



Y allí ya comenzó la sesión fotogràfica del personal..



Que si mira esos collverts, que ese es un cormorán..que sí...que no..
Y no faltaron las connotaciones poéticas la vista de una barca suspirando en tierra firme...


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Mi sueño por el mar condecorado
va sobre su bajel , firme, seguro,
de una verde sirena enamorado...
De marinero en tierra de Alberti...

Nuevas sesiones de fotos nos acercaron al Estany Gran, a un paso de la desembocadura en la playa..



Manifestamos que alguien  del grupo, ante la tranquilidad de la mar, cometió la osadía de marcarse unos largos en el agua...
Hay que decir que ya iba preparado con vestimenta adecuada ( o sea, bañador)lo que indica premeditación...
Como siempre...en cumplimiento de la Ley de ptroteción de Datos, y salvaguarda de la privacidad personal, ni se pone foto, ni se identifica al osado...



Vuelta a la ruta  que siguió al cabo de un rato por la arena de la playa, a la vista del castillo de Cullera, no sin visitar antes la torre del Marinyet, con su consabida explicación...



De eso no se libra el personal...va con el pack..
Se anda, se almuerza, se disfruta de la ruta y.....
se aguanta el rollo histórico del que suscribe..


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Llegados a la desembocadura del Júcar, lo fuimos remontando, contemplando la avifauna ..que si que son cormoranes...que no lo son...




Ya en los coches, dispersión del personal...unos a casa..otros a la cervecita..
Por cierto, la mañana fue espléndida en lo meteorológico...


1 comentario:

  1. Ha sido una delicia de paseo gracias a la buena compañía, a la benignidad del tiempo, y al buen hacer de nuestro inefable guía. De nuevo, un placer y un privilegio, Paco.

    Y, por alusiones, solo una apostilla a tan, de otra parte, prudente, respetuosa y comedida anécdota natatoria en la crónica: a pesar de las apariencias, no hubo premeditación por lo que hace a mi presunta prenda de baño; ya que, como bien puede atestiguar mi mujer, los bañadores son mi ropa interior sempiterna en caso de llevar algo debajo. Y lo son de manera indefectible con independencia de la estación del año. Además, aclaro que esta elección personal tampoco tiene nada que ver con previsión alguna relativa al agua (a petición particular o popular lo explicaré cualquier día, si por simple curiosidad interesase a quien o quienes fuera).

    En cualquier caso, Paco, pese a que entiendo tu respeto hacia el anonimato ajeno (algo que dice mucho de tu exquisita persona), reconozco que, tal como demuestra la inclusión de mi actual comentario, no le confiero tanta importancia a dicho detalle en este caso concreto; como, en cambio, sí se la concedo al buen gusto que también demuestras omitiendo la documentación gráfica del episodio. Gracias de nuevo.

    ¡Ah! Premeditación no, pero cierta alevosía sí que estoy obligado a reconocer en conciencia: no hubo riesgo para mi persona al cometer el "delito", dado que tuve la precaución de introducirme poco a poco en el mar para no sufrir colapso alguno. Ya digo, lo hice con mucho cuidado y muy lentamente hasta que, finalmente, el crimen se consumó, insisto, sin el más mínimo perjuicio para mí, cuando logré sorprender a la víctima, mis gafas de miope, mediante la agresiva inmersión final de cabeza a la que las sometí en un visto y no visto (lo de "visto y no visto", doy fe, puede interpretarse también literalmente. Aunque lo de zambullirse con gafas de vista ya no sé cómo tomarlo ni yo).

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